lunes, 31 de marzo de 2014

Las sombras

Es común que durante una parálisis simplemente sintamos un pánico aterrador y solamente seamos capaces de abrir y cerrar nuestros ojos y que nada más pasemos unos feos segundos. Sin embargo, en ocasiones, una parálisis no sale tan bien. Imagina el horror de no poder ni siquiera mober tus dedos. Ahora agreguemos un sonido estático, parecido al de una televisión que sintoniza un canal vacío y sólo hace ruido. Empieza con un bajo volumen pero comienza a aumentar y nos comenzamos a desesperar. Pronto sentimos una presencia, no sabemos quién, pero sabemos que hay alguien o algo en la habitación con nosotros. Nuestra paranoia alimenta nuestro miedo y ansiedad. La sensación de una presencia es posteriormente confirmada por la aparición de una figura que parece ser huamana y está compuesta enteramente de sombras. 

A pesar de que hemos visto ya claramente que hay algo muy perturbante de pie en la esquina de nuestra habitación, nuestro cuerpo se niega a despertar. La sombra se acerca, comienzas a distinguirle unos ojos rojos vacíos, no solo en el sentido físico sino también en el sentido espiritual. Éste ser está vacío. Intentas moverte con todas tis fuerzas pero duele y no te estás moviendo ni un centímetro. Intentas gritar pero tu boca tampoco responde. Respirar se está convirtiendo en un verdadero reto. Se sigue acercando y tan solo te ve con el océano de nada que hay en su mirada. Te levantas muy rápidamente, estás jadeando y tu corazón sigue aclerado por el miedo. Finalemente acabó pero jamás olvidarás por lo que acabas de pasar. Acabas de pasar por una alucinación (¿alucinación?) y acabas de tener un encuentro cercano con una persona sombra o, en inglés, "shadow person". Ya no es tan divertido, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario